lunes, 27 de junio de 2016

Y a la segunda...


Esta vez vivimos los días de espera de una forma muy diferente, habíamos aprendido la lección y esta vez no nos íbamos a hacer ilusiones, aunque fueran internas y en silencio. Y la verdad es que fue una espera muy diferente y accidentada.

Supongo que cuando pasas varias veces por lo mismo, nunca te lo tomas igual que la primera vez. Los nervios ya no son los protagonistas de la situación y las esperanzas e ilusiones se relajan. Así que esta vez no le dimos mucha importancia y no estuvimos tan  pendientes del calendario. Además los síntomas de la progesterona no fueron tan fuertes como la primera vez, o tal vez a mí no me venían tan de nuevo… no sé.

A los pocos días de pasar por el proceso de inseminación, vivimos una situación surrealista. Nuestra perrita Yuki desapareció una mañana mientras la paseaban por el parque, cosa extraña, ya que es una perrita muy dependiente que no se separa más de un metro de la persona de referencia. La estuvimos buscando por todos lados, llamamos a protectoras, veterinarios, hicimos llamamientos a través de Facebook, pusimos denuncia en la policía  y no aparecía en ningún sitio.  Cuando ya habíamos perdido la esperanza de encontrarla, una chica nos llamó para decirnos que creía estar viendo a la perrita. Nos dio la descripción y efectivamente estaba hablando de Yuki!!

Quedamos con la chica que seguiría a las chicas que la llevaban y nos iría informando de su paradero hasta que nosotras consiguiéramos llegar. Ya os imagináis las carreras y los nervios!!

Al llegar junto a la chica, Gina bajo del coche mientras yo intentaba aparcar. La chica le explicó que habían entrado en un establecimiento y ella sin pensárselo dos veces (los cristales de la tienda no le permitían ver el interior) entró con la intención de recuperar a nuestra perrita. Al entrar Yuki se le tiró a los brazos y después de un tira-y-afloja con las “secuestraperritas”  que juraban que era suya, Gina consiguió quitarle la correa y salir corriendo con la perrita a cuestas.

Yo caminaba por la calle intentando localizar a Gina, cuando esta apareció ante mis ojos, al verme empezó a gritar: - Corre, Corre!! Ya me veis a mí persiguiéndola sin saber qué pasaba y escuchando gritos detrás de nosotras. Gina decidió entrar en el primer sitio donde vio luz y gente, que resultó ser una carnicería, y refugiarse detrás del mostrador. Al principio la gente no sabía que nos pasaba y se pensaban que habían atropellado al perro, pero al ver a nuestras perseguidoras lo entendieron todo y nos ayudaron. Después de discutir media hora larga con la “secuestradora”, amenazar con llamar a la policía y pedir que nos demostrara que la perrita era suya (Yuki lleva chip y está censada a nuestro nombre) conseguimos que entrara en razón y pudimos volver a casa.

Si esta historia de nervios, carreras, discusiones, lágrimas… no fuera suficiente, hay que sumarle que a los pocos días Gina se puso enferma con gripe. Y aunque intenté mantenerme tan alejada de los virus y la fiebre como pude, al final caí víctima del  catarro. 

Y así, a lo tonto llegó el día marcado en el calendario, el día en el que teníamos que hacer el test de embarazo, Yo, la verdad es que había perdido toda esperanza en que la inseminación hubiera funcionado. Sólo pensaba; si el ciclo anterior, que me estuve cuidando, tranquila… no funcionó. Este, que he pasado por todo lo que he pasado es imposible!!!

Gina me pidió que me levantara y me hiciera el test con ella antes de irse a trabajar. A mí, por culpa de la gripe, me dolían hasta las pestañas y solo quería volver a meterme entre las sabanas calentitas.  Fuí hasta el lavabo e hice pis en el potecito donde debía meter la tira reactiva.

(Hago un paréntesis para explicaros que, el primer test de embarazo lo compramos en la farmacia, y aunque pedimos el más barato, nos costó  11 euros. Supongo que como salió negativo lo encontramos carísimo. Así que para este ciclo, y con la mentalidad puesta en que repetiríamos varias veces, compramos las mismas tiras reactivas que utilizan los médicos para hacer las pruebas y que llevan los test de farmacia en su interior. No son tan bonitas pero son igual de fiables y cinco tiras nos costaron 3,5€)

Bueno pues a lo que íbamos, empapamos la tira siguiendo las instrucciones y cronometramos el tiempo requerido. Yo al ver que no cambiaba de color, decidí volver a la cama. Pero Gina siguió observando la tira. A los pocos minutos empezó a gritarme que había aparecido una rayita. Al principio                                                                                       pensaba que me estaba tomando el pelo pero al entrar en la habitación su cara me confirmó que no estaba de broma. La rayita era tan tenue, tan tenue que casi no sé podía apreciar. Como la cantidad de hormona HCG se dobla diariamente decidimos repetir el test a los dos días.

Nos pasamos los dos siguientes días debatiéndonos entre la felicidad y la duda. Aunque en las instrucciones del test explicaba claramente que cualquier marca indicaba un positivo, no queríamos hacernos ilusiones.
Al tercer día repetimos la operación y esta vez la rayita apareció al instante mucho más marcada.
No nos lo podíamos creer, había funcionado!! Íbamos a ser mamas!!

miércoles, 22 de junio de 2016

A por el segundo intento!!




Después de digerir el chasco y hacernos a la idea que teníamos que volver a empezar todo el proceso, llamamos a la clínica para hablar con la doctora. Esta nos explicó que teníamos que dejar la progesterona y un par de días después me volvería a bajar la regla y podríamos volver a empezar, si así lo queríamos.

Y dicho y hecho, dejamos las capsulas, los síntomas raros desaparecieron y la regla volvió a aparecer. Programamos visita con la doctora para comprobar que todo estaba correcto y podíamos realizar otro intento. Como en el primer intento la estimulación con Omifin nos había funcionado muy bien, y aun nos quedaban pastillas para un tratamiento (no sé si os lo comentamos en el post donde os hablamos de este sistema de estimulación, pero en cada caja van 10 pastillas y sólo se utilizan 5 por ciclo), decidimos volver a estimular con el mismo sistema.

Así pues, como os explicamos anteriormente teníamos las mismas indicaciones, el quinto día de ciclo empezar con las pastillas hasta el noveno día que teníamos hora para la ecografía de control.  Fuimos a la visita tranquilas, ahora ya sabíamos cómo iba el proceso, pero para nuestra sorpresa al comprobar la maduración de los folículos la doctora nos dijo que esta vez cinco de ellos habían empezado a crecer.

Teníamos que hacer seguimiento del crecimiento de los folículos, porqué si todos llegaban a la medida adecuada para estar maduros teníamos que anular el ciclo y esperar al mes siguiente. 


Salimos de la clínica con hora programada para volver a repetir ecografía en dos días. Como caía en domingo nos explicaron que nos visitaría el ginecólogo que estuviera de guardia. La verdad es que no nos importaba, cuando entras en el mundo de la reproducción asistida te acostumbras a que te visiten muchísimos ginecólogos diferentes, así que ya no venía de aquí!!

El domingo los nervios no estaban tan controlados, deseábamos que sólo dos folículos hubieran alcanzado la medida adecuada para contener óvulos maduros.  Y para nuestra felicidad así era!!

Pues nada, la suerte estaba de cara y podíamos seguir con el proceso. Próximo intento programado para dos días después. Esta vez pinchar el ovitrelle fue más fácil, no hubo carreras por la habitación, ni golpecitos… y sin darnos casi cuenta estábamos otra vez en la clínica listas para nuestro segundo intento.

Al llegar la recepcionista de la clínica nos dijo que la doctora González llevaba mucho retraso en sus visitas, pero que la doctora Lattes, sí la doctora con la que habíamos iniciado el proceso, estaba libre y si no nos importaba podía atendernos ella.

Como la doctora nos había gustado mucho la primera vez que tuvimos consulta con ella, no nos importó el cambio. Entramos en la consulta y seguimos el procedimiento de siempre: Desnudarse de cintura para abajo, colocarse en la camilla en posición ginecológica, subir camilla hasta la altura de la vista, colocar especulo, iluminar la zona, cargar cánula con la muestra, pero entonces la doctora le dijo a Gina que se pusiera a su lado, al principio pensábamos que era para poder ver mejor, pero os juro que la cara de terror de Gina cuando la doctora le dio la cánula y le dijo que lo iba a hacer ella no tiene precio!!

 La doctora le explicó que tenía que apretar poco a poco para dejar la muestra en el interior del útero. Gina estaba aterrada y no paraba de decir:
-        Y si lo hago mal? Y si se me cae? Y si aprieto muy rápido? Y si….

Hasta que la doctora le dijo que estuviera tranquila que ella estaba allí para controlar todo el proceso y que si seguía sus instrucciones todo saldría bien.
Y así el momento se transformó en un momento diferente, mágico, más nuestro. Porqué si esta vez funcionaba las dos habíamos participado en el momento.

domingo, 19 de junio de 2016

Espera, larga espera…



Al coger el coche era como si algo en nuestras vidas ya hubiera cambiado. Sí, te dicen que no te hagas ilusiones, que pocas veces funciona a la primera, habíamos intentado mentalizarnos de eso, pero tras la inseminación es inevitable poner todas tus ilusiones y esperanzas en ello.
Los siguientes quince días fueron sin lugar a duda los días más largos de nuestras vidas. Intentábamos evitar el tema, no pensar en él, pero en realidad, las dos estábamos pendientes de cada pequeño síntoma o cambio en Aroha. Y eso era un problema, ya que estaba bajo los efectos de la progesterona.
La progesterona es una hormona que segregan los ovarios cuya función es acondicionar el endometrio para facilitar la implantación del embrión y ayuda a que el embarazo transcurra de forma más segura. Cuando su producción es insuficiente el embrión no implanta o tiene un alto riesgo de aborto. Es por eso que en los tratamientos de fertilidad y en los embarazos de riesgo se recomienda tomar progesterona por vía vaginal para evitar los abortos espontáneos. El uso de esta medicación ayuda a mejorar la tasa de éxito en los tratamientos, pero provoca los mismos síntomas que un embarazo: dolor de pechos, sensibilidad a las olores y comidas, dolor de ovarios, náuseas… además, en la mayoría de personas hace que no te baje la regla.
Así pues, pasamos esos quince días tratando de tener una vida tranquila, vigilando los esfuerzos, la comida… Las dos teníamos la corazonada de que había funcionado, aunque ninguna de las dos se atrevía a decir nada.
Pasaron los días y por fin llegó el momento de hacerse el test de embarazo. Como os contamos en un post anterior, a causa del Ovitrelle, teníamos que esperar unos 15 días antes de hacer la prueba, ya que si no podía dar un falso positivo.
Fuimos a la farmacia y compramos un predictor de esos de las líneas. 
Nos levantamos las dos juntas el día que hacía 15 de la inseminación y con los nervios a flor de piel Aroha hizo pis en el palito. Se recomienda hacerlo con el primer pis del dia, ya que la hormona HCG está más concentrada y el test funciona mejor. Esperamos 5 minutos, el palito de control se marcó claramente, pero el otro seguía invisible. 10 minutos, nada, 15 minutos, nada…

Aunque las dos sabíamos que las probabilidades de éxito en el primer intento eran muy bajas, de pronto el mundo se nos vino abajo. Durante varios días las dos estuvimos muy tristes, volver a empezar, tratamientos, médicos, viajes a Barcelona...

lunes, 13 de junio de 2016

El día I



El lunes amaneció gris y nublado. A medida que iba trascurriendo el día el tiempo empeoraba. Cuando dieron las cuatro de la tarde la lluvia era proporcional a nuestro estado de nervios, es decir, diluviaba.
Llegamos a la clínica sin problemas y muy rápidamente entramos en la consulta  de la doctora González.  Tras las formalidades habituales, ya sabéis, como va todo y esas cosas…, pasamos al tema importante, la inseminación!
Me desvestí de cintura para abajo y me coloqué en la camilla en posición ginecológica. No sé si alguna vez os habéis hecho una ecografía, pero las que somos asiduas a ellas, estamos acostumbradas a que la zona donde está situada la camilla suele permanecer en penumbra y los doctores suelen estar todo el tiempo mirando hacia la pantalla.
Pues bien, una vez colocada en la camilla, la doctora la subió hasta la altura de su vista, me colocó el especuló y me iluminó la zona con una lámpara. Dios!! Nunca en la vida había estado tan expuesta… Recuerdo que al salir de la consulta Gina me dijo: He visto partes de ti que nunca pensé que podría ver…
La doctora cogió una cánula, la cargó con el esperma de la muestra y la introdujo hasta llegar a la parte alta del útero,  justo donde está el cérvix. El proceso no es doloroso y es muy rápido.
Justo después de descargar el semen en el útero, me hizo una ecografía donde se podía ver con claridad la muestra avanzando hacia los ovarios. Se veía como un líquido brillante que se movía (adelante pequeños soldaditos, a por vuestro objetivo!!) Me hizo descansar unos 10 minutos en la camilla y ya estaba todo listo, ya nos podíamos ir a casa a descansar!!
Después de una inseminación no hay que hacer nada especial, se puede hacer vida normal. Las típicas imágenes de mujeres con las piernas apretadas o haciendo el pino que aparecen en las películas, son eso, imágenes de películas!! Lo único que nos recomendó fue no hacer deporte, en plan reventarse en el gimnasio, durante un par de días.
Ahora quedaban por delante quince largos días donde la paciencia tenía que reinar en nuestras vidas, ya que al haber pinchado ovitrelle no podíamos adelantar el test de embarazo por que podría dar un falso positivo.
En el post anterior, os explicamos que el ovitrelle es la copia de laboratorio de la hormona HCG, la hormona encargada de dar positivo en los test de embarazo. Por lo que, como la hemos inyectado externamente, teníamos que esperar entre 10 y 15 días para que el cuerpo la elimine totalmente.