viernes, 5 de agosto de 2016

Ir a la playa con bebés

Cuando te empiezas a plantear el primer verano con tu hijo, sabes que en nada se va parecer al verano anterior. Sabes que se acabaron las horas tostándose al sol, bajar a la playa solo con una toalla al hombro o pasar largas horas leyendo estirada en una hamaca en la piscina. 
 
Nosotras somos grandes amantes de la playa y la piscina, y de hecho ese suele ser nuestro plan para prácticamente los dos meses que tenemos de vacaciones en verano. En este post nos gustaría explicaros nuestra experiencia en la playa con un bebé de 8 meses.

Antes de tener a Martí eramos personas muy prácticas a la hora de bajar a la playa (bueno creemos que lo continuamos siendo), solíamos ir con el mínimo de cosas posibles, ya que cuando vas hacia la playa parece que nada pesa, pero cuando vuelves a pleno sol y cargada de arena la cosa ya no es tan fácil.

Este verano cuando nos hemos propuesto ir a la playa con un bebé de 8 meses sabíamos que no iríamos tan ligeras de trastos, pero hemos intentado seguir siendo muy prácticas. Muchas veces vemos familias que parece que se muden de casa para ir a la playa, van cargados de bolsas, juguetes, sillas... nosotras quizás somos el antítesis.

Primero de todo hemos escogido una bolsa resistente pero ligera, en la que caben todas las cosas que pretendemos llevar y que puedes colgarte al hombro, para así dejar libres ambas manos. Dentro de esta bolsa llevamos:



  • Dos toallas grandes (una para cada una de nosotras) y una toalla poncho para Martí.
  • Un pareo grande para estirarlo en caso de que quiera dormir.
  • Una sombrilla. Nosotras tenemos una de las pequeñas, fácil de llevar, ligera... 

  • Un bañador de tela tipo pañal. Nosotras usamos de esos que tienen gomas por si tuviera un accidente (llámese caca) que no se esparza por todo el mar (aunque en dos meses de playa no nos ha pasado nunca).
  • Una camiseta protectora, de esas tipo neopreno con protección 50.
  • Un gorro.
  • Un pañal para después de la playa (en caso de tener que coger coche después), si volvemos andando a casa y en ella hay piscina solemos arriesgarnos y volver en bañador (nos gusta vivir al límite jeje).
  • Un cubo, pala, un molde de playa y una regadera. Los bebes no necesitan muchos juguetes en la playa, con algo para entretenerse hay más que suficiente. Nosotras llevamos un cubo pequeñito de imaginarium y solamente las cosas que caben en él, así es muy práctico de llevar y a Martí le encanta.
  • Una bolsa impermeable dónde llevamos las llaves, el teléfono e incluso algún libro (si hacéis buen equipo con vuestra pareja, incluso podréis estiraros a leer un ratito!!)
  • Un Suppori o bandolera de agua. Nos resulta muy útil para caminar des de casa o el coche hasta la arena, y nos aporta seguridad para entrar en el mar. 
     

Por otro lado, los primeros días llevábamos también un flotador Swim Trainer, pero tras muchos días sin usarlo en el mar, hemos decidido que es mejor dejarlo para la piscina.

Como podéis ver no se necesitan muchas cosas para poder ir a la playa ,con poco basta. Nosotras nos ponemos la crema en casa (para Martí protección 50 con pantalla física) y vamos a la playa ratos relativamente cortos (máximo 2 horas). Muchas veces menos es más, ir cargados de cosas hace que nos estresemos y perdamos las ganas y la ilusión.

Para que os hagáis una idea, nuestra rutina de playa suele ser siempre la misma (que es muy parecida a la que seguíamos antes de tener a Martí). Llegamos, plantamos la sombrilla y colocamos el pareo debajo. Cambiamos a Martí y le ponemos el bañador, camiseta y gorro. Toda la familia junta nos bañamos. Martí es un gran amante del agua y se pasaría horas dentro, normalmente somos nosotras las que nos cansamos y salimos. Entonces colocamos al peque debajo la sombrilla con sus juguetes. Una se encarga de echarle un ojo y la otra lee o toma el sol. Al cabo de un rato nos intercambiamos los papeles. Mientras juega, simplemente controlamos que no se caiga de cabeza al suelo (algunas veces aún se desequilibra estando sentado), a muchos padres les preocupa que su bebé coma arena y se pasan el rato intentando evitarlo. Nosotras segurizamos el espacio, comprobamos que no haya piedras pequeñas, colillas u otras basuras y a partir de ahí dejamos que experimente. El comer arena es inevitable, los bebés exploran a partir de la boca y es tan instintivo el hecho de ponerse todo en la boca que nos volveríamos locas si tuviéramos que estar evitando todo el rato que comiera arena. Simplemente vigilamos que no se la coma a puñados y ya está.

Así pues, ir a la playa con un bebé no tiene porque suponer toda una mudanza ni un estrés, os animamos a que vayáis a la playa, os bañéis con vuestro hijo y disfrutéis del verano tanto o más que los años anteriores.

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